Febe es “diácono de Cencreas,” que es uno de los dos puertos de la ciudad de Corinto a la que Horacio llama “bimarítima.” San Pablo recomienda a los fieles “que reciban a Febe como cristianos, como corresponde a gente consagrada, y que se pongan a su disposición en cualquier asunto que necesite de vosotros, porque ella se ha hecho abogado de muchos, empezando por mí” (Rom 16:1-2). El martirologio romano la celebra como santa el 3 de septiembre.
"El horizonte cultural moderno, gracias a su mayor atención a la dignidad de la mujer y su papel en la sociedad y en la Iglesia, hace que se dirijan al texto bíblico preguntas nuevas, ocasiones de nuevos descubrimientos...Sobre Febe escribe:“Si bien el título de diácono o diaconisa, en aquel tiempo, todavía no tenía un valor ministerial específico de carácter jerárquico, expresa un auténtico ejercicio de responsabilidad por parte de esta mujer a favor de esa comunidad cristiana”. Benedicto XVI"
Con el rostro dirigido al sol las sombras quedan atrás.
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